viernes, 25 de septiembre de 2009

La Alameda en el Senado

La trata y proxenetismo en Santa Cruz, un debate que quema en el senado
(Por Lucas Shaerer)

Fue notorio que esa charla en el Senado quemaba. Mientras que en la planta baja el debate del establisment político- empresarial era la ley de medios, en el cuarto piso solo dos personas daban detalles de la política de trata y proxenitismo que se desplega en la provincia de Santa Cruz. Ningún noticiero registro que Gustavo Vera y Mario Ganora fueron los únicos en todo el país que se animan en hablar de las mal llamadas Casitas de tolerancia en Río Gallegos. Fernando Mao, de la ong RATT, hizo el papel de presentador, luego se pasó un video de tres minutos sobre la investigación de la Fundación Alameda en el interior de la Casitas y rápidamente quedo abierta la exposición sobre la explotación sexual en la provincia que radica y gobierna la pareja presidencial. Estaba previsto que en el panel hablarán otras dos personas pero no aparecieron. Sí pusieron la cara y la palabra quienes fueron convocados a último momento y de hecho no figuraron en el cronograma entregado a los invitados. Vera llegó en su clásica moto destartalada, y Ganora cargado de convenios y leyes internacionales. A salón lleno, con la presencia del cura Luis Fanirello, integrantes de la Fundación María de los Ángeles, dirigentes políticos de izquierda, delegaciones internacionales, y hasta integrantes de fuerzas de seguridad, pudieron escuchar las reacciones del público. Risas, los nooo, los uhhh, fueron una constante del público este miércoles 23, por la tarde, en el salón Manuel Belgrano. Vera comenzó con una detallada descripción de la intervención de la Alameda en Río Gallegos, que derivó en la clausura de 35 prostíbulos todos agrupados en dos manzanas detrás de la Terminal de micros de esa ciudad patagónica. “Es el gran centro mayorista de la trata y el tráfico.



Todas las ongs dedicadas al tema lo sabían pero la Alameda que no recibe subsidios y se maneja con dos pesos con cincuenta podía hacerlo. Porque este tema no garpa. Pero el apoyo del Departamento de Migraciones de la iglesia católica –con quienes habíamos denunciado a Kosiuko y ya habíamos realizado una misa junto a Bergoglio-, del ex fiscal Andrés Vivanco, de periodistas, policías de base y otros miembros de la sociedad civil hicieron posible que la investigación derivara en la clausura ordenada por una jueza que no tenía nada que ocultar y que estaba decidida a hacer cumplir la ley”. La charla siguió con detalles sobre el operativo cantado a las Casitas "sabemos exactamente adonde las llevaron a las mayoría de las mujeres, tenemos las patentes de los autos, las direcciones exactas" y además contó el avanzar de los proxenetas a través de la abogada Jovita Vivar que “junto dos mil firmas y 83 amparos para la reapertura de las Casitas. Llegaron a la Corte Suprema y seguramente se apoyen en el fallo de la Sala I que declaró inconstitucional el artículo de la ley de profilaxis que prohíbe en todo el país los prostíbulos”. Para Ganora, experto en trata y esclavitud laboral de los más consultados del país por organismos internacionales, “hay una política. Después de la denuncia el propio vicegobernador de Santa Cruz salió en defensa de las casitas. Decía que cualquiera puede ir a tomarse unas copas a las Casitas y que además evita las violaciones. Después de esto la denuncia la amplíamos. Además del jefe de la policía se sumó al gobernador y su jefe de gobierno por encubrimiento”.En la sala nadie se levantaba. Afuera un permanente murmullo. La charla fue rápidamente concluida a diferencia de otras mesas donde se dispusieron a hablar entre seis y cinco panelistas. Pero este debate hacia la diferencia. Aquí nadie se animaba a debatir a calzón quitado y sin pasamontañas. Pero hubo algunos que sí y dejaron al desnudo los derechos humanos de la actualidad, pese a unos pocos y gracias a muchos. Las consultas, el aporte de información, y los respaldos de anónimos llegaron cuando bajaron del escenario Ganora y Vera. A la salida del Senado los esperaba algo. El regreso a ese mismo camino que los había traído. Uno con su moto hasta el barrio Parque Avellaneda para un informe televisivo y un encuentro de costureros y el otro a su oficina llevando en sus manos un manual sobre trabajo forzoso recién editado y traducido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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