viernes, 26 de febrero de 2010

Los Medicos Residentes se suman a nuestras Miradas Colectivas

Conflictos actuales de residentes y concurrentes de la Ciudad de Buenos Aires


Los residentes y concurrentes que formamos parte del sistema de salud de la Ciudad de Buenos Aires atravesamos un período de movilización y reclamos históricos por mejoras salariales y de las condiciones laborales, y de políticas de salud inclusivas. Para entender un poco más nuestra actual situación, tal vez convenga ofrecer algunas definiciones y antecedentes.

La residencia es un sistema de formación de posgrado de excelencia, reconocido y aplicado local e internacionalmente, mediante el cual los profesionales “aprenden haciendo” supervisados por otros de mayor experiencia (en contraposición al período de la facultad, durante la cual el gran énfasis en lo teórico y en un modelo de enseñanza enciclopedista genera un aislamiento del alumno de las realidades asistenciales y sociales). Este aprender haciendo –junto con la formación teórica que también se lleva a cabo- es el que le da a un residente el doble carácter de trabajador y estudiante, ya que realiza una formación de posgrado pero al mismo tiempo cumple una función asistencial con horario laboral, obra social, ART, jubilación, etc. La carga del trabajo total que es realizada por los residentes en el sistema público de salud es considerable; prácticamente, los hospitales públicos no podrían funcionar sin residentes. A esto se le asocia que en muchas instituciones, los profesionales de planta dejan todo el trabajo para los residentes y en algunos casos ni siquiera aportan la supervisión necesaria para la formación del joven profesional.
Debe destacarse que un minimo porcentaje de los profesionales que se reciben acceden a una residencia (a la cual se ingresa mediante un examen), por lo tanto la mayoria restante practica su disciplina en condiciones de formación que muchos valorarían como insuficiente, lo cual representa una de las tantas grietas del sistema de salud en nuestro país. Si bien existen otras fuentes de formación de posgrado, la calidad del aprendizaje durante los 3-4 años de residencia continua siendo superior y en este sentido, gozando del mayor prestigio.

Por otro lado, existe la figura del concurrente, que en la teoría realizaría menos horas de trabajo que un residente (aunque en la práctica esto no sea así en la mayoría de los casos) y que legalmente, ya desde la misma definición de “concurrente”, NO recibe salario por su trabajo, ni obra social, ni ART. Se entiende entonces que esta condición obliga al concurrente a la necesidad de buscar un empleo remunerado que satisfaga sus necesidades economicas a la vaz que lo convierte en… La concurrencia es elegida (en la mayoría de los casos) por aquellos que no alcanzaron el puntaje necesario en el examen común para acceder a un puesto de residente.
Consideramos que la figura del concurrente es una de las forma de mayor precarización laboral, ya que los concurrentes suelen trabajar igual cantidad de horas que los residentes, pero no gozan de los derechos mínimos de un trabajador ya mencionados. Tampoco tienen derecho a cosas tan básicas como la comida diaria que se ofrece a los residentes en las instituciones, y para colmo se les exige que paguen un seguro obligatorio (no así a los residentes), con lo cual se los reconoce como trabajadores para que paguen, pero no para el resto de las consideraciones. Si la residencia es considerada “mano de obra barata”, la concurrencia es directamente “mano de obra gratis” (o esclava).
Volviendo a lo anteriormente expresado que prácticamente los hospitales públicos no podrían funcionar sin residentes, sin concurrentes se puede afirmar que muchos servicios de los hospitales públicos deberían cerrar.


En el argumento esgrimido por las autoridades de que “aun en esas condiciones, los residentes/concurrentes se benefician ya que reciben formación de especialistas” está enmarcada en una concepción de sistema de salud librado a las leyes del mercado, y no a una planificación por parte del Estado de políticas de salud y formación de recurso humano orientadas a garantizar el derecho constitucional a la salud en forma gratuita. En este contexto, se destaca que luego de terminar la residencia/concurrencia, la enorme mayoría de los profesionales son expulsados del sistema público, que forma recurso humano para que luego trabaje en empresas de medicina prepaga u obras sociales, que se benefician gratuitamente de la inversión realizada por el Estado en la formación de estos profesionales (tanto en la facultad como en la residencia).

Es necesario destacar que no sólo existen residencias y concurrencias médicas, sino que este sistema se extendió a enfermeros, kinesiólogos, psicólogos, nutricionistas, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos, bioquímicos, farmaceutas, trabajadores sociales y otras especialidades que forman parte del equipo de salud.

Con respecto a las condiciones laborales, si bien existe una gran heterogeneidad entre las distintas residencias y entre las distintas instituciones (ej. no trabajan en iguales condiciones un psicólogo del Hospital Borda, que un ginecólogo del Rivadavia, que otro ginecólogo del Fernández), existen algunos denominadores comunes que conviene mencionar. Si bien se considera que la realización de guardias es parte de la formación, existe un máximo estipulado por ley de 36 horas de guardia por semana, con un descanso obligatorio luego de 24 hs de guardia. No sólo se viola el máximo de horas semanales de guardia (frecuentemente los residentes del primer año hacen 3 guardias semanales de 24hs), sino que NO SE RESPETA el descanso posguardia en prácticamente NINGUNA institución. Es decir, luego de haber estado 24 horas seguidas trabajando (en algunos países existe la tendencia a no realizar más guardias de 24 hs, sino a fragmentarlas) el residente o concurrente SIGUE TRABAJANDO como si se tratara de un día habitual, llegando a las 36-48 horas de trabajo ininterrumpido. Esto genera un deterioro notorio en la calidad de la atención (considérese además el caso de los residentes de especialidades quirúrgicas), agotamiento extremo y alteraciones significativas en la esfera personal y social de los profesionales en formación.
La cultura del “deber ser médico”, la naturalización histórica de las condiciones extremas en las que los residentes trabajan, el hecho de que los médicos difícilmente se ven a sí mismos como trabajadores y la observación de que los residentes que sufrieron la brutalidad del sistema tienden a reproducirlo posteriormente, hacen que la lucha por la desnaturalización de esta realidad sea bastante reciente y que de manera muy incipiente se empiecen a ver algunos frutos.

En resumen, los actuales reclamos de los residentes y concurrentes, incluyen:
-Mejoras salariales para los residentes ya que debido al contrato de exclusividad existente esta es nuestra única fuente de ingresos.
-Transformación de las vacantes de concurrencias en residencias, hecho consumado el la practica por la existencia de las ‘‘concurrencias con regimen de residencia’’
-Respeto a las leyes vigentes que establecen el descanso luego de 24hs de guardia y un máximo semanal de 36hs de guardia semanal.
-Habilitación de cargos en el sistema público de salud para poder dar continuidad a los profesionales que terminan las residencias, beneficiando al sistema con la formación recibida y haciendo que no haya sobrecarga en unos pocos.
-Rechazo a las políticas de reducción de presupuesto y falta de insumos en las instituciones públicas de salud.

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