jueves, 7 de octubre de 2010

Reflexiones sobre la renuncia de la Tupac Amaru a la CTA

por Raúl Noro*

La renuncia de Milagro Sala y la Tupac a seguir participando en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), se convirtió en una noticia de primer orden y adquirió una inusitada difusión pública. Eso no es nuevo. Lo novedoso son las dos razones que esgrimió la dirigente para ese alejamiento, entre las cuales hay una en particular que es muy interesante: la dialéctica entre la lógica de la “política visceral” –y su relación con la ambición de poder-, y la “lógica de los afectos” propia del hombre corriente. La otra, el fracaso de la Tupac en conseguir la unidad de la Central, ahora dolorosamente dividida.

Aclararemos que, quien esto escribe, no objeta la conquista democrática del poder ni, menos aún, el juego de la política. Sin embargo, aquí se intentará explicar la necesidad de atender, en el campo electoral, la existencia de otros tipos de conductas válidas posibles, que respeten algunos principios generales de relación entre los contendientes en una sociedad todavía profundamente injusta.

La lógica de los afectos, hace referencia al reconocimiento emocional del otro que, siendo distinto, en cuanto ser humano padece los mismos condicionamientos, limitaciones y obstáculos genéricos para asumir la plenitud de la existencia cotidiana. En tal sentido, recuerdo una práctica de los hermanos coyas, a través de la cual, después de cada ceremonia colectiva, ponen en acción un recurso sencillo y significativo: se saludan y abrazan con quién se encuentra al lado; entonces uno de ellos dice “Yo soy tú” y el otro le contesta “Tú eres yo”. En ese simple ritual se encuentra manifiesta la regla de oro de la convivencia, en cualquier lugar del mundo, que nos recuerda: “no hagas al otro lo que no quisieras que te hagan a ti”.

Pero en los comicios de la CTA, las cosas fueron distintas. Los circunstanciales adversarios (estrechos compañeros y amigos de un misma lucha durante décadas) y con similar plataforma ideológica se convirtieron, de pronto, en enemigos irreconciliables. No voy a referirme aquí a las descalificaciones cruzadas, que fueron muchas; pero fue notable que, detrás de la reivindicación de análogas banderas se presentara a los rivales como “traidores”, ya sea por haber reconocido, unos, determinadas políticas del gobierno kirchnerista -surgidas de las entrañas de la CTA- u, opuestamente por declarar, otros, al gobierno, como una suerte de enemigo público.

De tal forma, la simpatía o el rechazo visceral al gobierno de los Kirchner se convirtieron en el argumento central de la campaña. Dicho de otra manera, mientras los contendientes se desangraban en vejámenes, reproches, broncas, diatribas y hasta urnas secuestradas por algo externo a ellos mismos, se olvidaron de atender las necesidades reales de la base social de la CTA, la que, como respuesta, en su mayoría se negó a participar en el comicio. Votaron apenas el 16 por ciento del padrón de los trabajadores afiliados. En la Tupac, en cambio, votó el 40 por ciento de sus adherentes favoreciendo a candidatos de una y otra lista (ninguno de ellos fueron considerados enemigos), de acuerdo a la decisión que se tomó en cada una de las provincias.

Paralelamente, la Tupac –con sus aciertos y errores- siguió intentando, infructuosamente, la aproximación entre las partes: sea en una lista única provisoria a partir de un honroso acuerdo, sea en una representación proporcional al fin del comicio u otras posibilidades de integración, pero fracasó. Y ese fracaso fue también el fracaso de una Central y de un modo de militancia donde los factores externos se convirtieron en la clave de bóveda de un desgarramiento lamentable y no querido.

¡De todas maneras, gracias compañeros por las enseñanzas recibidas en otras épocas más solidarias y recíprocas! Les deseamos un futuro que responda a los planteos de una verdadera reconciliación interna en el marco de la justicia social y esperamos que, en definitiva, Hugo Yasqui y Pablo Micheli, como otros amigos enfrentados, se abracen, se miren a los ojos y se digan: “Yo soy tú” y “Tú eres yo…”

* Secretario de Comunicación de la Tupac Amaru

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